Bienvenido a una nueva entrada de este sitio web que el equipo de marketing de Branatech pone a su alcance. Esta vez les hablaremos de los aires acondicionados, así como el control de climas en la historia.
El aire acondicionado consiste en un proceso de extracción o adición de calor o de frio a un espacio, para regular la temperatura media de este. El aire acondicionado se puede utilizar en ambientes domésticos y comerciales. Este proceso es comúnmente usado para lograr un ambiente interior más cómodo, típicamente para seres humanos o animales. Sin embargo, también se utiliza para enfriar o deshumidificar las habitaciones llenas de dispositivos electrónicos productores de calor, como servidores de computadora, amplificadores de potencia e incluso para mostrar y almacenar obras de arte.
Los aires acondicionados a menudo utilizan un ventilador para distribuir el aire a un espacio ocupado, ya sea un edificio o un coche para mejorar el confort térmico y la calidad del ambiente interior. Las unidades eléctricas de refrigeración a base de éstos, van desde pequeñas unidades que pueden enfriar un pequeño dormitorio, y pueden ser transportado por un solo adulto, a unidades masivas instaladas en el techo de torres de oficina capaces de enfriar un edificio entero. El enfriamiento se consigue típicamente a través de un ciclo de refrigeración, pero a veces se usa evaporación o enfriamiento libre. Los sistemas de aire acondicionado también pueden ser hechos a base de desecantes (productos químicos que eliminan la humedad del aire) y tubos subterráneos que distribuyen el refrigerante calentado al suelo para su enfriamiento.
En el sentido más general, el aire acondicionado puede referirse a cualquier forma de tecnología que modifique la condición del aire (calefacción, refrigeración, (des) humidificación, limpieza, ventilación o movimiento del aire). En el uso común, sin embargo, “aire acondicionado” se refiere a los sistemas de aire fresco. Desde épocas prehistóricas, la nieve y el hielo se utilizaron para el enfriamiento. El negocio de la cosecha de hielo durante el invierno y el almacenamiento para su uso en verano se hizo popular hacia finales del siglo XVII. Esta práctica fue sustituida por máquinas mecánicas para fabricar hielo.
El concepto básico detrás del aire acondicionado se dice para haber sido aplicado en el Egipto antiguo, donde las cañas fueron colgadas en ventanas y fueron humedecidas con agua goteando. La evaporación del agua enfrió el aire que soplaba a través de la ventana. Este proceso también hizo que el aire sea más húmedo, lo cual puede ser beneficioso en un clima seco y desértico. En la Roma antigua, el agua de los acueductos circulaba a través de las paredes de ciertas casas para enfriarlas. Otras técnicas en Persia medieval implicaron el uso de cisternas y de torres del viento para refrescar edificios durante la estación caliente. Otro ejemplo es el del inventor chino del siglo II Ding Huan de la dinastía Han quien inventó un ventilador rotatorio para el aire acondicionado, con siete ruedas de 3 m (10 pies) de diámetro y manualmente alimentado por prisioneros de la época. En 747, el emperador Xuanzong (712-762) de la dinastía Tang (618-907) tenía el Cool Hall (Liang Tian) construido en el palacio imperial, que el Tang Yulin describe como tener ruedas de ventilador accionadas por agua para el aire acondicionado Así como corrientes ascendentes del jet de agua de fuentes. Durante la dinastía siguiente (960-1279), las fuentes escritas mencionan el ventilador rotatorio del aire acondicionado como el más utilizado.
En el siglo XVII, Cornelis Drebbel demostró “convertir el verano en Invierno” para James I de Inglaterra añadiendo sal al agua. Un modelo a escala de tres cuartos de la máquina de hielo de Gorrie John se halla en Florida. El aire acondicionado moderno emergió de los avances en química durante el siglo XIX, y el primer aire modelo eléctrico a gran escala fue inventado y utilizado en 1902 por el inventor americano Willis Carrier. La introducción del acondicionamiento de aire residencial en los años 20 ayudó a permitir la gran migración al cinturón del sol en los Estados Unidos.
Por otro lado, en 1758, Franklin y John Hadley, profesor de química en la Universidad de Cambridge, realizaron un experimento para explorar el principio de la evaporación como un medio para enfriar rápidamente un objeto. Franklin y Hadley confirmaron que la evaporación de líquidos altamente volátiles (como el alcohol y el éter) podría utilizarse para reducir la temperatura de un objeto más allá del punto de congelación del agua. Ellos llevaron a cabo su experimento con el bulbo de un termómetro de mercurio como su objeto y con un fuelle utilizado para acelerar la evaporación. Bajaron la temperatura del bulbo del termómetro a -14 ° C (7 ° F) mientras que la temperatura ambiente era 18 ° C (64 ° F). Franklin señaló que poco después de pasar el punto de congelación del agua a 0 ° C, se formó una delgada capa de hielo sobre la superficie del bulbo del termómetro y que la masa de hielo era de aproximadamente 6 mm (1/4 in) de espesor cuando cesaron el experimento al alcanzar -14 ° C (7 ° F). Franklin concluyó: “De este experimento se puede ver la posibilidad de congelar a un hombre a la muerte en un cálido día de verano”
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